jueves, 19 de noviembre de 2009

El que de amarillo se viste...

Pues vagando por los intertubos me encontre con esta historia de una brasileña,espero que la encuentren entretenida pese a que es muy pero muy bizarra.

Dicen que el nombre que te dan tus padres, puede afectar tu carácter, personalidad y destino. En el caso de Amarela, esto no podría ser más cierto. Amarela era una brasileña de 25 años que desde los 17 se vino… a vivir a México. Y si, cuando a uno le mencionan a un brasileña, se imaginan a una mujer morena tremenda y fogosa. Y si, esa era Amarela.
Y en su nombre llevaba tanto el pecado como la penitencia. A Amarela le gustaba amar… aunque fuera sólo una noche. A Amarela le encantaban las “artes amatorias”. Recién llegada a México, se acostó con el dueño de un bar en La Condesa… con tal de conseguir un trabajo temporal de mesera, para pagarse sus estudios de modelaje.
Amarela tenía una terrible debilidad, como si el sexo fuera debilidad, pero en su caso llegaba a ser preocupante. A Amarela le excitaba en demasía… el color amarillo. No se confundan. Es decir, la lencería rosa de encaje me puede poner extremadamente mal. O a ellas tal vez un buen boxer de color azul obscuro las puede prender de inmediato. Amarela no podía hacerle la parada a uno de los viejos taxis capitalinos porque si fuera hombre, se le pondría idem. Cuando visitó Guadalajara, prefirió subirse al caro camión antes que seguir viendo en las calles a los autos amarillos con parquímetro.
Se dice que Amarela se masturbaba viendo a Los Simpsons. Se dice que a sus hombres les pedía que por favor usaran calzones amarillos. Uno como hombre sabe que no es muy común conseguir ropa interior amarilla, sin embargo cuenta la leyenda que aquél que lo conseguía, Amarela le daba la cogida de su vida. Se dice que el único amarillo que no le prendía, era el de cierto partido político mexicano, y es que a pesar de que la filia de Amarela era incontrolable, hasta a ella la política le daba pa´bajo. Y ciertamente sería ridículo tener una “politicafilia”, que no es lo mismo a cogerse a alguien para obtener un puesto político. Eso se llama ser puta, y no es una filia.
Pocos novios tuvo Amarela en su vida, y es que aguantarle el paso y comprender su “enfermedad”, no cualquiera. Procurar comprender que prefería pasar horas en la tina con su patito de hule vibrador a tener sexo con su wey, no cualquiera. Procurar comprender que cuando se la estaban metiendo, le gustaba agarrar al Piolín gigante de peluche que se ganó en Six Flags y ponerle entre el wey y ella, no cualquiera.
Por ahí tuvo un novio más o menos estable, hasta que al wey se le ocurrió… bueno, digo, también pobre, el wey ni puta idea de la historia de Amarela. Se la llevó al Estadio Azteca. A un partido del América. Se dice que Amarela estaba tan mojada, que no pudo llegar al baño y se desmayó de placer en el tunel 2 de plateas.
Se dice que en lugar de visitar YouPorn o RedTube, Amarela prefería tener conversaciones cachondas por el MSN hasta correrse mientras contemplaba un wallpaper completamente amarillo.
Se dice que si te querías acostar con Amarela, con sólo regalarle girasoles, por lo menos una mamada ya tenías asegurada.
Se dice que Amarela se murió en un orgasmo, durante un eclipse de sol.
Pero la verdad, es que nadie ha podido comprobar la historia de Amarela.

be you the judge


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