domingo, 10 de julio de 2016

El Elegante Caballero Negocia

DUELO

Parte III. Negociación

Lunes 24 de Febrero.
Es evidente que dios me concedió un destino oscuro.
Ni siquiera cruel. Simplemente oscuro. 
Es evidente que me concedió una tregua.
Al principio, me resistí a creer que eso pudiera ser la felicidad. Me resistí con todas mis fuerzas, después me di por vencido y lo creí.
Pero no era la felicidad, era sólo una tregua.
M. Benedetti, La Tregua (1960).







El amor tomo el edificio,
nadie pudo impedirlo,
las noticias al otro día contaban la versión de los sobrevivientes.
El amor no toma rehenes.
El amor es implacable.

No hay manera de razonar con él,
cuando el amor aparece alguien saldrá herido,
sin piedad, sin consideraciones,
el amor no discrimina,
el amor acaba con todos a su paso,
el amor hará pedazos un lugar si se lo permiten.
Lo volará desde los cimientos si lo cree conveniente.
El amor es imparable,
el amor es extremista.

No es sencillo acabar con el amor,
el amor infecta todo a su paso,
el amor deja manchas, cicatrices,
habrá llanto, habrá dolor.
El amor no negocia.

Nadie hará nada, pocos intentaran detenerlo,
pocos prestaran oídos a los consejos.
Es sutil, se infiltrará por cada costra, por cada fisura,
te halará desde las entrañas, te hará unirte a tus filas.
Portaras su bandera,
demolerás edificios,
correrás con su bandera,
nadie podrá juzgarte, ni condenar tus acciones,
pues todo será en el nombre del amor.

Alguien ha llamado a la muerte,
el total fueron treinta piezas de plata.
La muerte se llevará todo, dejará el edificio vacío,
en ruinas, con vestigios, con marcas.
Con olores, con recuerdos,
con días de ayer, con cosas,
llaveros, cartas, fotografías,
cadáveres, con camas vacías,
con preguntas sin respuesta.

Que sea su voluntad, que sea lo que el destino quiera.
“El amor no toma rehenes” reza el titular de esta mañana.
Lo leí en el desayuno,
la cicatriz reabierta aun escocía en mi pecho.
No hay más que hacer.
El amor, jamás ha tomado rehenes. 






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