viernes, 15 de octubre de 2010

Adios... por ahora.

Me dices que soy
Un poco particular
Y te estorban esas cosas
Que adoraste de mí
Si soy así
Un poco loco de todas formas
Y por suerte
Yo soy otro


Cuando esas pequeñas bromas
Te hacían reír hasta llorar
Y ahora las odias
Y aunque no me conozcas
De todas formas
Y por suerte
Alegría me sobra.

Lo que más te gusto de mí
Es lo que quieres cambiar
Y hay que estar
Con las botas puestas
Dispuesto a aguantar
Sabes que pienso
Que una retirada a tiempo
Es siempre una derrota.


Que los recuerdos se parecen
Sólo en parte a la realidad
Que no es verdad
Que subiera más alto
De todas formas
Y por suerte
No quiero tus halagos.


Ajustes de cuentas
Palabras con piedras
Lanzadas con fuerza
Contra las ventanas.

miércoles, 6 de octubre de 2010

El Elegante Caballero citá. . .

Respuesta a Joaquín Octubre 5, 2010

Filed under: Alejandro Jodorowsky — planocreativo @ 7:15 pm

La pregunta de Joaquin:
Me he perdido, he perdido mi vida consagrándola enteramente a ayudar a una persona. Sólo he podido calmar momentáneamente y periódicamente sus sufrimientos, sin llegar a sacarla de lo que la destruye. Una amiga me hizo consciente de que mi propio sufrimiento engendraba esta situación. Si olvidé mi propia vida, quisiera recuperarla, tener bastante sitio para mí para poder vivir y respirar suficientemente. Pero no sé cómo llegar a esto sin hacer sufrir a la persona que trato de ayudar…

La respuesta de Alejandro Jodorowsky:
Hoy he escrito en “El placer de pensar” una fábula inspirada en dos cartas del Tarot, El Loco y el Ermitaño, que finaliza con esta moraleja: “Es bueno ayudar a los otros, pero no hay que olvidar, al mismo tiempo, de ayudarse a uno mismo”. El Ermitaño, por querer ayudar al Loco, alumbrándole el camino, termina por morir, cayendo en un precipicio. ¿Cómo hacerte comprender que el problema fundamental que padeces no es el de la persona que ayudas, sino el que eres incapaz de amarte a ti mismo? Cuando un santo se da enteramente para salvar a alguien, su alma se llena de un resplandor sublime, mientras más ayuda al otro, más se enriquece espiritualmente. Tú, por el contrario, te empobreces. No siendo capaz de ayudarte a ti mismo intentas ayudar a otro. El que se comporta como un vampiro, tragando sin cesar tu energía, demostrándote que fracasas en tus intentos, pero atándote a él (o ella). Este enfermo , tan incapaz como tú de amarse, también es incapaz de amarte a ti. Y eso te precipita en el placer de la insatisfacción, porque te hace revivir el sufrimiento infantil de no haber sido nunca amado por tus padres. Estar ayudando a ese mendigo de afecto, te da en cierta manera la sensación de ser necesitado, y por tanto amado. En medio de tu total desvalorización, te agarras a tal actividad como si fuera la única que tienes: si sacrificas tu vida, piensas que mereces vivir. Lo que es una paradoja: ¡te pierdes de vivir tu vida para merecerla vivir! Creo que en lugar de ayudar a esa persona, le haces un daño: la conviertes en tan dependiente, como ella te convierte a ti. Ella necesita tu sacrificio. Tú necesitas su sufrimiento. Cuando una persona cae en el mar sin saber nadar, se agarra hasta del filo de una navaja. Si sueltas al necesitado, y si este quiere vivir, se agarrará de otro o bien, si quiere morir, tendrá el alivio de hacerlo rápido… No eres un santo, eres un co-dependiente, que , por no respetar su propia vida, se enreda con alguien que nunca lo amará ni le agradecerá sus sacrificios…¡Vamos, Joaquin, sé valiente: coloca a esta persona en manos de un terapeuta, haciéndola responsable de su propia vida, y tú compra una bicicleta y vete a recorrer países pedaleando!




domingo, 3 de octubre de 2010

Para un amigo...

Hace ya algunas semanas un amigo mío se vio perturbado en su tranquilidad por diversas cuestiones.

Más que aconsejar, me gustaría aprovechar este espacio para manifestarle todo mi apoyo pese a la gran cantidad de agua que nos separa.

Por supuesto que tengo mi opinión amigo, pero debo reservármela; desgraciadamente en ese aspecto cada uno es un caminante sin conocimiento de la aventura, y no me gustaría que algún consejo mío te llevara a caer en el desfiladero. Pero sabes que puedo (omitamos las figuras literales) oírte en tus experiencias. Tal vez a manera de desahogo pueda ayudarte mejor.

Lo único que puedo aconsejarte es que sigas siendo tú mismo. Tu personalidad y tu forma de conducirte te hacen una persona a la cual es inevitable apreciar y estimar.

Te dejo estos dos videos, el primero tal vez lo sientas como una estocada (y puedes creerme, no lo es) pero trata de verlo como algo catártico. El segundo, creo yo, se explica por sí mismo. Más aún, es la versión que más me gusta.




Follow Topusuranos on Twitter