domingo, 14 de agosto de 2016

Al Elegante Caballero le sucede... Pt.1.


SUCESOS

"Woke up this morning with a gun to my head

Somebody help me, she wants me dead"



Pt. 1 - Apartamento 


23 de Mayo 1993.
Notas del día XXXX.

El día de hoy volví a su consulta, la habitación no estaba bien iluminada, siempre hay un ligero olor a humedad, ese olor se escondía entre las paredes, rehusaba a irse. 
Siempre deteste ese olor, me hacía sentir incómodo. 
Hable con él de lo mismo, pregunto por ti, por lo que he soñado, si he comido, si deje de fumar, del ejercicio, “¿Cómo (carajo) te sientes al respecto?”. 
Hable durante una hora, hable lento, hable despacio, intentaba matar todo el tiempo posible segundo a segundo, llene cada espacio con pesadez, con excusas, con evasivas, con pendejadas que me hicieran acabar con esa hora. 
Jamás he sentido confianza con él, es un hombre adulto que se gana la vida a expensas de lo que todos intentamos ocultar, de nuestros miedos, de las cosas que nos quitan el sueño. Un robo. 
Y heme aquí, desviándome del tema… otra vez.
Tengo en mi mano este diario, llevo meses ignorándolo. 
Por miedo quizás, no puedo pensar en otra razón válida para ignorar una libreta de inofensivo papel. Miedo a lo que habita dentro. 
La última nota es de hace 5 meses, esa noche habíamos hecho el amor y te quedaste toda la noche conmigo. 
Las ganas de querer lanzar ese diario por la ventana eran incontenibles, quería olvidar el ejercicio inútil de recopilar lo que hago día tras día. Nadie en su sano juicio quisiera seguir adelante, no con tantos recuerdos en mente, no después de aquella noche. 
¿QUIÉN EN SU SANO JUICIO te dejaría desvanecer con relatos de una vida sin ti?!
¡El loco es él, no yo! 
¡Patrañas! 
Para mi desgracia nadie toma en cuenta mi opinión, familia y amigos se sienten felices de que semana a semana me dejo embaucar por un “profesional” de la salud mental. Les fascina la idea de alguien imparcial diciéndome lo que tengo que hacer o no. 
Esperan que de una manera milagrosa me cure de esta enfermedad que llamo cariñosamente “TÚ”. 
Para ser honestos esto es un simple juego, a veces a las escondidillas, siempre ocultando la verdad. 
A veces, cuando la rutina nos cansa, vamos por verdad o reto. 
Y mientras busca e indaga, yo escapo, huyo, sin hablar de lo que de verdad me quita el sueño, de lo que día tras día consume mi sanidad poco a poco. 


¿Cómo has estado tú? 
Me pregunto si todo marcha bien en tu vida, si has podido comprar aquellas cortinas para tu casa, si tu gato sigue vivo, si has bajado de peso con aquella dieta que querías intentar. 
¿Pudiste ir de viaje como me habías jurado que harías?
¿Aún me recuerdas por las noches?
¿Le quitaste el filtro gris a tu vida, con mi partida? 

Quisiera escuchar tu voz, quisiera saber que estas bien y que las cosas marchan de tu lado.
Te preguntaras porque estoy escribiendo en este diario, sucede que hoy llego tu carta en el correo (estaba entre la cuenta de la luz y la del banco). 
Era breve, podría decirse que era una hoja en blanco con unas cuantas palabras por aquí y por allá.

Estas muriendo…
El acto final. 
Preguntas si puedes pasar tus últimos meses en mi departamento.
Afirmas que te extraño, que no quisieras estar con nadie más que conmigo en esta situación, que has cambiado y esperas compartir conmigo quien eres, esta nueva tú al final de tus días. 

Para el momento en que escribí esta entrada, habré leído tu carta más de 20 veces. Nada está claro, no sé de que enfermaste, ni porque sucedió, ¿habrá sido la soledad? Quizás una herencia maldita de los genes de tus antecesores. 
¿Habrá algo que pueda hacer para aliviar tus dolores? 
¿Me obligaras a verte morir? 
.
.

.
Me encuentro en silencio en mi habitación, el reloj marca 9:30 PM, tengo la máquina de escribir frente a mí… no hay palabras para responderte. 
Fue un golpe bajo, sin defensa posible, directo al sentir que tengo a flote por tu partida, me atacas con la partida definitiva. 
¿Qué decirte? 
¿Cómo expresar, que me aterra la idea de pensar en ti, muriendo, en mi cama? 
¿Cómo negarte esta última voluntad? ¿Tienes idea de que no quiero perderte, de que no estoy listo? ¿cómo te hago entender que las cosas dentro de mí siguen igual? rotas, fuera de lugar, agonizantes. 
¿Cómo explicar que aunque te extraño y me dueles no podemos seguir con esto? 

Suena el timbre, alguien llama, imagino eres tú, que traes tus maletas y alguien de la familia, que van a sentarse en la sala y que me harás servirles algo de beber mientras que me ponen al día, acordamos detalles de tus cuidados. Quizás tenga que fingir por ti, como siempre terminamos haciendo cuando peleamos. 
Callar mi dolor y alegría, no poder estrecharte en mis brazos porque vienes con compañía. O no, ellos no pueden ver que sientes, que eres humana, que te gustan mis besos y caricias, que puedes amar. Ellos no deben saber que tras de tu mascara hay una mujer que sueña, que quiere ser libre y hacer lo que le viene en gana. 
Amorosa, aunque no recibió amor. 
Sensible, aunque lleve una vida sola. 
Que quiere gritar, aunque siempre le han pedido que lo haga en silencio. 

Quizás… quizás no exista nada de eso, quizás quieras estar sola, como siempre, con tus responsabilidades, miedos y dudas a cuestas.
Quizás nadie venga contigo, quizás ni siquiera vengas con una maleta o con alguien de tu familia. 
Quizás no eres tú y al abrir me encuentre con algún vendedor, quizás ya estas muriendo en los brazos de alguien más o en casa de tu madre o de tu hermana. 
Quizás te arrepientas de haber escrito esa carta, quizás no eras tú la que levanto esa pluma y se dirigió a mí, quizás fue la mismísima muerte para tenerme como testigo de su buen trabajo al acabar contigo. Que sea el impotente espectador del final de mi gran amor. La muerte en 3 actos. 
Quizás sea solo una broma retorcida de Dios y quiera verme sufrir una última vez a tu lado. 
Espero que sean los colombianos a los que debo (mucho) dinero y vengan a cobrar en especie su metal. 
Espero abrir la puerta y hallarme un ladrón, un vendedor, un vecino, una colecta, un testigo de Jehová, un policía, un médico, un perro, mi amante, a la vecina, al marido de mi amante, a mi madre, a un investigador privado, a los militares, a la CIA, a la DEA, a la INTERPOL, a la KGB, a la misma muerte. 
A todos menos a esos ojos.
Voy a atender, deséame suerte.


EVIDENCIA #5, escena del crimen. Libreta hallada con anotaciones manchada de sangre, se anexa al expediente 03032016.






Follow Topusuranos on Twitter